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Los misterios de Rosa de Tierra



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En una de las Ediciones de la Poesía Sorprendida de 1944 se dio a conocer por primera vez el poema “Rosa de Tierra”, texto maravillosamente extraño, compuesto por el poeta Rafael Américo Henríquez, de quien hablamos anteriormente de manera más general a cerca de su estilo y características de toda su obra conocida.

El texto ha sido calificado como un extenso poema surrealista, escrito en prosa por medio a una evidente, quizá, escritura automática. Palabras de reseña que se quedan cortas ante lo que nos transmite iniciar una lectura tan enigmática como asombrosa. Así que no intentemos descifrar ni fijar nada al atrevernos a comentar sobre Rosa de Tierra.

En su fugaz y breve obra, el poema en prosa fue cultivado de manera exitosa por Rafael Américo Henríquez. En el volumen “Briznas de cobre” que contiene su obra digamos que casi completa, hay muestras como la siguiente: “Si el fondo con montañas fuera bastante a mudar el cántaro en vaguedad de vaho, o en verde rotundo, en azul impreciso, de moza pasaría a ser ella movilidad inmóvil”, (poema Moza y cántaro).

Su lenguaje poético adquiere mayor plasticidad en la extensión, es así que la prosa sea la forma en que realizó su más alto aporte a las letras dominicanas. Todo esto sin menospreciar su producción en verso, de piezas exquisitamente sutiles, descripciones de broncíneos paisajes fundidos en briznas y crepúsculos perennes como un chasquido.

Rosa de Tierra no es solo importante, sino un exótico poema, rebosante de afirmaciones insólitas en su filigrana de elementos inamovibles a movibles. Persigamos a una Rosa de Tierra imprecisa y sagrada “como sería la leche de una cabra que fuese ordeñada mientras cantara el gallo de Belén”, así de serio hablemos ahora.

Muchas son las interpretaciones a las que se presta este fantástico personaje, en una ocasión Federico Henríquez Gratereaux creyó haber descifrado el misterio, afirmaba que Rosa de Tierra se trataba de una “hembra ventanera”; como todos se la imagina femenina, mujer que al ser contemplada enloquece, arrastra y disuelve toda lógica.“Y como la luz hace la sombra, Rosa de Tierra se hizo y fue persona de hembra ventanera”.

“Mujer, criatura que camina sobre los espantos”, así la vio Juan Gelabert como quien tratara de abarcar la completud y la indefinición constantes, apenas “polvo de mar”, esmaltado por un sugestionaste erotismo de hembra plena y mutable, que jamás ha probado “placeres de la carne”, mujer casi pez, de la luna y de la mar, pájaro y sombra de pájaro.

Ahora, fuera de las interpretaciones, Rosa de Tierra es también ejercicio intenso de la palabra, un reto verbal de dimensiones épicas, cada trazo en el personaje es una revelación del instante mismo del quehacer poético del autor, como si acabara de decirlo en palabra joven, plenamente realizada.

Experimento que terminará en una cosmología rara, pero ante todo original, una composición de pez, luna y mar, estrellas y viento, pájaro y su sombra, pájaro y su actitud de volar. El mismo poeta confiesa que la de Rosa de Tierra es figura vaga “Armonías inarmónicas, perfecciones conseguidas por acumulación de imperfecciones”.

Rafael Américo entiende que todo aquello que no cause confusión le vendría mal a Rosa de Tierra, él quiere sumergir una lámpara en el mar “con estrellas y con pájaros que volasen desde una torre”. Quien así no pida que ni sueñe en comprenderla, quien no se permita anegarse de sueños imprecisos no podrá beber de la miel de sus pezones fantasiosos.

Para García Lorca la poesía era misterio, pararse ante un abismo y sondear ese aparente vacío, extraño, inefable y seductor. Desde este punto qué pensar entonces de Rosa de Tierra, su metafísica y su plumaje de escamas barrocas, simbolismo y transmutaciones en cada trazo, del paisaje o de su sensación, de su nunca forma.

Rosa de tierra, para ello, se encaminó, como lo diría nuestro poeta, hacia personaje de poema, se transmutó en recuerdo para volar sobre las cabezas de los muchachos, sombra de árbol derivada de una semilla, que ya habría alcanzado a ser fronda y a juntarse con la luna en noches muy plateadas, tanto como sean necesarias.

De esta manera entró “en jerarquía de personaje de poema por accidente fortuito”, entonces, de qué otra forma, cómo podría haber sido posible conocerla a nuestra ventanera, unánimemente mujer, sueño y recuerdo de haber soñado. Fue así como cumplió con las reglas de la preceptiva y ser poema y personaje de poema.

Así que terminemos esto por ahora “Rosa de Tierra fue pez. Pez de la mar llevado por el viento a ser pez de la luna. Hoy es pájaro y sombra de pájaro. Los pájaros frustrados quedan siendo rosas de rosal. Un pájaro imperfecto ha de ser siempre una rosa perfecta”.


(Este artículo, de un servidor, José Ángel M. Bratini, se publicó por primera vez el 19 de noviembre de 2017 en El Nacional)

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